La Calle de Córdoba XXI

jueves, 5 de mayo de 2016

Darwin, Rajoy y Sánchez; la restauración del sentido común en España

Que el Ser humano sea la cumbre de la pirámide evolutiva es una noticia reciente que dio un tal Darwin allá por 1859 en la Royal Academy de Londres confirmando los rumores que en ese mismo sentido se vienen difundiendo desde Roma por infusión divina desde hace ya más de 2.000 años. Lógicamente resulta raro que el ser más listo de la creación se desmienta a sí mismo y descabece la creación poniendo en su cúspide a un lagarto, por ejemplo.

Sin embargo hay montañas de evidencias que delatan que eso de la inteligencia intracraneal debe ser un fenómeno esférico por cuanto visto en su conjunto la idiotez debe codearse con la inteligencia en semejante proporción que el agua y el aire se relaciona con la tierra en este planeta.

Veamos una evidencia clara. Sucede que cuando una manzana cae y golpea la cabeza de un bienpensante la humanidad descubre la fuerza de la gravitación y pocos años después pone el pie en la Luna. 

Sin embargo sucede desde siempre que toda la humanidad organiza su ciclo vital en torno al dinero y todavía no ha nacido ser humano que pueda decir qué es eso que los humanos llaman dinero. 

Cierto que hubo un tiempo en el que dinero era un mineral, pero últimamente la humanidad llama dinero a un papel impreso. con una determinada imagen.

El dinero siempre ha sido el misterio más clamoroso de toda la creación, mucho más que la incógnita composición genómica de cualquier ser viviente, o el rompecabezas de la Santísima trinidad que afirmándose que es una, también se dice que son tres siendo uno, además, espirituoso.

De lo que no cabe duda alguna es que ninguna especie viviente del planeta es capaz de matar a sus iguales mediante hambrunas; a palos o a metal afilado; con expolios o desahucios; a tiros o con bombas diversas. 

No se conoce en la naturaleza de nuestro planeta perro que esclavice a perro, mucho menos gato que explote a gato. Pero un humano rico puede esclavizar a media, o más, humanidad. Incluso puede destruir el planeta de súbito ¡Boom!, o gasificarlo poco a poco mediante humos diversos.

Cuando las ovejas se organizan en rebaños es, sin duda, para maximizar el bienestar común y protegerse mutuamente de las amenazas que depara la intemperie, y en especial el lobo. La naturaleza usa, pues, de una lógica impecable. 

Sin embargo, lo que realmente resulta preocupante – y solo por poner un ejemplo–, es que nadie ha dado noticia alguna nunca de ningún rebaño de ovejas afectado por problemas de corrupción; de ideologías enfrentadas sobre si el lobo ataca por la derecha o por la izquierda; o si la oveja rey se queda con el pasto todo excluyendo al resto del verde nutriente para imponerle "impuestos", etc.

No obstante lo dicho de ovejas se puede predicar también de elefantes, jirafas, ñus, cocodrilos, primates, etc.

Así pues, visto desde la posición de un observador externo al esférico planeta, el ser humano es, sin duda, el ser más idiota de la creación, y con diferencia; por cuanto lo de las naves explorando el universo es más excepción que regla.

Así pues en el campo de análisis de "la idiotología de las especies", la inteligencia de la especie la humana debe presenta unos dientes de sierra descomunales, razón por la que resulta manifiesto que en el campo del “sentido común” la "sub–normalidad" de la especie debe destacar sobremanera del resto de los vivientes. Veamos el ejemplo de España.

Resulta manifiesto que el incremento de la desigualdad de ingresos en España animada por una distribución de la riqueza obsesionada con el bienestar y prosperidad de las élites del país muestra tozudamente que la caída de la inversión que se registra en la crisis actual no es más que la otra cara de la misma moneda que refleja el apalancamiento de la enorme masa de capital que continuamente acumulan esas mismas élites económicas de la nación.

Así pues, mientras que en la vida laboral los ingresos se redistribuyen de la mano de obra empleada al capital inversor mediante la reforma laboral del abaratamiento de los salarios y la política fiscal del incremento del beneficio empresarial, en la vida comercial el dinero de los asalariados fluye en los mercados desde quienes tienen mayor necesidad de gasto (es decir; familias de ingresos bajos y medios) a quienes tienen mayor disponibilidad de ahorro (es decir a las familias de altos ingresos). 

Así pues, el dinero fluye desde los que más necesitan y menos tienen, a los que más tienen y menos necesitan. Se trata de un flujo que fluye en dirección contraria al sentido común ayudada por políticas monetarias y fiscales únicamente sostenidas por clamorosos prejuicios ideológicos profundamente hundidos en la historia y que no resisten el más mínimo examen intelectual.

Así pues, el expolio continuo de la población asalariada que articula la política del PP en España –mediante la válvula de un austericidio que aumenta a discreción las necesidades de gasto de quienes menos tienen–, no surge de consideraciones pragmáticas basadas en cálculos de costos y beneficios para el conjunto de la sociedad, sino lisa y llanamente surge de motivaciones ideológicas suicidas interesadas en cercenar de cuajo tanto el aumento de las capacidades de la fuerza laboral, concomitante con el desarrollo de nuevos modelos de negocio, como la creación de infraestructuras útiles.

Ocupados con el asalto al poder mediante el viejo sorpasso de Anguita, ni Podemos, ni IU hablan de esta potente fuerza de expoliación del mundo asalariado que maneja el PP desde el gobierno. El PSOE tampoco habla de este perverso mecanismo de desmantelamiento del Estado del Bienestar, ni en el parlamento, ni en la calle. 

La opinión publicada (la prensa "masiva") se ocupa tanto del culo de Madonna como de los papeles de Panamá aireando por fascículos cuatro corruptelas de antropofagia fiscal de momias de medio pelo extraídas del armario y exhibidas para entretenimiento del pueblo contribuyente.

Consecuentemente, en España, el papel de la “prensa industrial” no es otro que el de distorsionar, entretener y cultivar el sinsentido de una opinión pública permanentemente alejada del más mínimo atisbo de reflexión que esté basado en la más mínimas consideraciones relevantes de sentido común.

Así pues si el Banco Central Europeo imprime dinero en cantidades astronómicas para exclusivo encanto de banqueros y élites acaudaladas sin la más mínima repercusión en la activación económica de los distintos países europeos, por qué nadie pregunta entonces de qué depende que ese mismo efectivo no pueda redirigirse a la población cuyo nivel de gasto está restringido por bajos ingresos –y falta de activos utilizables como garantía–, mediante políticas audaces de expansión fiscal y reactivación del gasto público en inversiones útiles.  Es lo más sensato; incluso Keynes ya lo formuló a principios del siglo XX. 

Pero bien parece que desde entonces la sensatez fuese algo de lo que el viento se llevó; pregunta incluida. Desgraciadamente ningún político responde hoy a esta pregunta que nadie siquiera formula ya. Sin embargo en España sigue estando vigente que solo el consenso socialdemócrata puede quebrar el maligno mecanismo austericida de expoliación del Estado del Bienestar RESTAURANDO los principios de sentido común propios del Estado Democrático de Derecho tan seriamente fulminados en España desde 1936. 
160505 PACO MUÑOZ

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