Andalucía se
dispone a afrontar una nueva renovación del aparato redistributivo clientelar
en código schmittiano (1) –el
del derecho de los «amigos» versus los «enemigos»–, y en clave de soberbias muy
acentuadas.
La soberbia de
la izquierda siempre se ha fundado en la justicia de un nuevo reparto social de
privilegios en orden a la meritocracia curricular, aunque sin relación concreta
con los valores de la ilustración. El felipismo canonizó el nuevo orden bajo la
doctrina del pragmatismo.