Sí; ¿por qué no? En 1978
Den Xiaopin alcanzó el poder y cambió todas las estructuras maoístas de China
sentando cátedra: quien quiera cambiar el orden, debe cambiar el Derecho. Frente
a la imponente realidad del éxito del modelo Chino que viene a modificar
definitivamente toda la geopolítica planetaria desde los tiempos de los Reyes
Católicos, la transición española carece de razones que impidan el cambio
efectivo de las viejas estructuras franquistas que perduran todavía gracias al
consenso constitucional de 1978.
Al menos la izquierda social y la derecha progresista española
deberían ahora afrontar el reto de un nuevo esfuerzo para superar el estancamiento
del consenso de 1978. De los tres poderes –supuestamente independientes–, del
Estado moderno; el gubernativo, el legislativo y el judicial, el poder
legislativo es el único instrumento efectivo para el cambio y desarrollo de una
sociedad secularmente estancada.