Quizás la gran aportación de la Otra Realidad sea que Varoufakis abandona la museología tradicional de la izquierda ortodoxa para elevar la fantasía al poder y liberar la imaginación occidental de las ataduras de la ilustración en crisis; el trauma individualista y la paradoja del desamparo. O lo que es lo mismo; la liberación tanto de la vieja paradoja del Übermensch (el superhombre) de Nietzsche, como de su posterior adaptación neoliberal del individualismo sin vínculos thatcheriano.
El proyecto es simple; tan solo se trata de abolir la mitología del Superrico y su raza de gigantes capitalistas –los Bezos, los Musk, los Bill Gates, y los de la lista Forbes–, y liberar al 99% de los mortales del 1% de esa gran ilusión mitológica de la modernidad que Stiglitz calificó eufemísticamente como «el precio de la desigualdad» (Editorial Taurus 2012).
¿Cómo sería un mundo justo y una sociedad igualitaria?
Gran proyecto. Sin embargo, Varoufakis evita teorizar, sorteando felizmente las trampas de las múltiples antropologías que hay detrás de las ideas económicas de la modernidad. Así, libre de las ataduras de la ortodoxia ilustrada, sigue la ruta cervantina para enfrentarse a los grandes molinos de las ficciones engañosas de Nuestra Realidad en un proyecto literario atrevido y probablemente excepcional. La novela plantea, pues, un proyecto libertador de economía–ficción bajo el título en español de «La Otra Realidad». Novela, recientemente publicada por Ediciones Deusto con el subtítulo añadido de «¿Cómo sería un mundo justo y una sociedad igualitaria? Crónicas de un presente alternativo».
La novela introduce al lector por un sendero plagado de traumas, paradojas y contradicciones, pero seduce al caminante hacia la Otra Realidad con una pregunta; ¿Qué significa en realidad ser un proletariado? (p.10). Parece tonta la pregunta, pero no lo es. Acto seguido proclama el fin de la soberanía y declara vencida la modernidad con una lapidaria crítica a la izquierda de todos los rojeríos: «Todos os dedicáis a embalsamar cadáveres, mientras Thatcher está cavando tumbas» (p.14). Y no queda ahí la cosa, sino que se atreve a calificar el arte balsámico de “la gauche” mundial como «buenos ejercicios de masturbación lógico–positivista» (p.15). Parece insultante, pero no lo es.
Varoufakis no da puntada sin hilo, toda vez que dos de los protagonistas de la novela, Iris y Eva, se definen como «perdedores de la historia», (p.21). Perdedores por cuanto habían vivido la impactante epifanía de que su mundo había dejado de existir en dos actos. Primero con la derrota permanente de la izquierda en 1984 –el año de la huelga de los mineros del carbón en Reino Unido–, frente a la Dama de Hierro (Margaret Thatcher) y más tarde en 2008, con el hundimiento de Lehman Brothers y la crisis financiera mundial. Destrucción que, en todo caso, venía a confirmar de alguna forma el determinismo fatalista thatcheriano de la inexistencia de alternativa al capitalismo; ¡That is no Alternative!, su famoso; TINA. Dogma ampliamente aceptado por la socialdemocracia europea desde el advenimiento de la denominada como «tercera vía» con Blair, Schröder, Holande y Zapatero en España.
De TINA a TATIANA a través de un punto azul. Los antecedentes de un viaje espacio–temporal
No obstante, Varufakis se aparta de todo eso y sigue en su novela la línea del llamado «Realismo Modal» de David K. Lewis (On the plurality of Worlds, 1986), que ante la tesis de la existencia de una pluralidad de mundos refuta de plano la inexistencia de alternativas ya que todos los mundos lógicos son tan posibles como nuestro mundo actual. Con esa posibilidad lógica en el tintero el exministro griego de economía proclama que ¡TATIANA está viva! (p.70). ¿Pero quién es Tatiana?
TATIANA, que sólo existe en la Otra Realidad, es la prima radical, y enemiga mortal, de TINA y responde a las siglas en inglés de «That Astonishingly There Is AN Alternative» (Que Sorprendentemente SÍ Hay Una Alternativa). Con esta prima radical –y profundamente cabreada con Maggie Thatcher–, Varoufakis sumerge su proyecto narrativo en la doctrina averroísta de la doble verdad –formulada por Averroes, el filósofo y médico cordobés del siglo XII andalusí, que ejerció gran influencia sobre Galileo–, para emerger en la física contemporánea tanto por la vertiente de la relatividad restringida de Einstein como por la vertiente de la teoría cuántica.
No se trata, pues, de una fantasía compulsiva de chamán de feria, o de iluminado astrólogo, ya que, en todo caso, la Otra Realidad se abre paso en la asimetría existencial del universo dando cuerpo a la perspectiva de la contingencia del futuro. Contingencia que, a su vez, facilita la concepción de múltiples futuros alternativos que podrían ser posibles mediante un presente frontera de la realidad. Idea que Varoufakis representa en la novela por un punto azul compartido tanto por Nuestra Realidad como por la Otra Realidad, al que llama «agujero de gusano» (p.212). Es el punto donde la fantasía se convierte en poder recordando al punto de apoyo de su viejo ancestro heleno; Arquímedes.
Algunas trazas de Nuestra Realidad
Consecuentemente la combinación de efectos relativistas con efectos cuánticos, en la física actual nos conduce por la senda del tipo de revoluciones conceptuales que en la segunda década del siglo XXI se perfilan ya en el horizonte de Nuestra Realidad como realidades multidimensionales emergentes, aunque carentes todavía de dimensión temporal específica. En este sentido pueden advertirse en la novela trazas de, al menos, dos de estas realidades emergentes. Por un lado, los personajes de la novela; Costa y los rebeldes OC (Osificar el Capitalismo), recuerdan las estrategias de subversión de Tiqqun y Comité Invisible en «La hipótesis cibernética» (2015)
Pero, por otro lado, algunas de las ideas económicas que desarrolla Varoufakis en la Otra Realidad conectan con las tesis que viene presentando Katalys, el Instituto sueco para el Desarrollo de Ideas Sindicales en al menos tres ideas fuerza fundamentales. Una de ellas es que la producción debe estar socialmente motivada y la otra es que se debe adoptar una concepción diferente y radical del futuro. Se trata de una concepción que sea capaz de desarrollar el paradigma de una nueva teoría económica fundada sobre nuevos conceptos tanto sobre el valor económico, como de la dignidad humana. La tercera idea fuerza versa sobre la limitación de los beneficios empresariales cuanto menos en aquellas empresas que reciben cualquier apoyo de financiación pública. Pero también pueden encontrarse trazas de la Teoría Monetaria Moderna, Katkarina Pistor, etc. y hasta del francés Thomas Piketty, o del Capitalismo de las partes interesadas de la Business Roundtable de EE.UU y el Foro Económico Mundial.
El paradigma moral y económico de la Otra Realidad
Sin embargo, Varoufakis parte de La República de Platón en un intento de revisar el mito del poder del anillo de los lidios (o anillo de Giges) en el sentido socrático de que el uso de ese poder te convierte en esclavo de tus propios apetitos; «la felicidad, y no sólo la moralidad, depende de la capacidad de cada cual para no usar el poder exorbitante del anillo» (p. 31). De esta forma contrapone el concepto de libertad egocéntrica neoliberal a un nuevo concepto de libertad alejado de la esclavitud que causa el permanente sometimiento a nuestros propios apetitos, toda vez que en la Otra Realidad «la vida es algo más que satisfacer el deseo y eliminar el dolor» (p.34).
La cuestión moral del sentido de la vida es el sustrato permanente de la novela; la cuestión básica sobre la que construir una nueva teoría económica. Pero Varoufakis no es García Márquez y su ficción pronto se refugia en la parafernalia de Matrix y el suspense creativo del HALPEVAM, que es la máquina de la libertad que ocupa el protagonismo del segundo capitulo de la novela. Se trata de la máquina que va a conectar Nuestra Realidad con la Otra Realidad, con su periférico CREST, de captación de Engramas, y su sistema de seguridad; CERBERO.
Democracia y propiedad
Solventada la estructura técnica de la máquina Varoufakis empieza a dibujar los fundamentos económicos de la Otra Realidad donde la sociedad ha evolucionado a un sistema jurídico presidido por el imperio universal del principio fundamental; «una persona, un voto» (p.55). Principio que ha justificado la eliminación de todas las entidades financieras privadas en favor de una única entidad financiera denominada Banco Central que «concede a todos los residentes» una cuenta corriente integrada por tres fondos distintos (p.58).
Lo interesante, y original, de esta cuenta denominada «Capital Personal» (PerCap) es su estructura tripartita compuesta de los fondos independientes denominados; Acumulación; Patrimonio y Dividendo. Así, el fondo «Dividendo» se nutre del «derecho universal a los beneficios del capital social». Fondo que se concretiza en una remuneración «en concepto de su propiedad parcial sobre el capital de toda la sociedad» (p.61).
La idea es tan sencilla como revolucionaria es su lógica pues Varoufakis, invocando a Wittgenstein y su idea de que «un lenguaje privado resulta imposible», concluye en boca de Iris que «lo mismo puede decirse de la riqueza» (p.62), por cuanto «la riqueza sólo puede generarse de manera colectiva». El poder de la imaginación reside, pues, en cambiar la perspectiva.
Poco a poco Varuofakis va descubriendo las piezas clave que deben conformar la estructura revolucionaria del nuevo paradigma de TATIANA, la prima radical y enemiga mortal de TINA. En realidad, la Otra Realidad podría describirse como un potente duelo mental entre Varoufakis y la Dama de Hierro con su potente coro de neoliberales orbi et orbe. Un duelo entre el presente distópico y el futuro armónico de una vida con sentido.
La muerte del capitalismo o la irrealidad de una mentira reconfortante
Para Varoufakis Nuestra Realidad económica consiste en proyectar sombras y perseguir fantasmas que salen de la chistera de los banqueros de inversión bajo el embeleco de «complejas transacciones compuestas de deuda y acciones» (p.74). Transacciones que crean una espiral de precios que se refuerzan mutuamente formando un círculo cerrado que desvincula el mundo del dinero del mundo real. El divorcio entre la economía financiera y la economía productiva.
De esta forma la novela nos descubre el ADN de la burbuja, el fantasma más potente del capitalismo. Un fantasma que, sin embargo, se ha volatilizado en la Otra Realidad a consecuencia directa del principio jurídico de «una persona, una acción». Así pues, la asfixia del capitalismo no necesita de sangrientas revoluciones ya que puede conseguirse fácilmente «sacando las acciones negociables de la ecuación» (p.75). Es decir; suprimiéndolas al objeto de contener el torbellino de especulación financiera y reducir el flujo económico hasta reconducirlo hacia el mundo real como «un arroyo de energía real, no de mentira» (p.77). El principio jurídico es todo un dardo de muerte a la Sociedad Anónima concebida desde el siglo XVII al fulgor del imperialismo colonial y la rapiña de sus «Compañías de las Indias Orientales»
Así mientras el capítulo cuarto desarrolla el fin de la banca, presenta también “a la carta” una extensa gama de grupos de asalto al capitalismo como son; los tecno–rebeldes «Crowdshorters» (p.80), los «Solsourcers» (p.82) y los «Bladerunners» (p.83) una especie de neoluditas que defienden la causa de la prosperidad común (p.84). También están los «environs», los «Flying Pickets» –un grupo rebelde inspirado en las Brigadas Internacionales que defendieron en 1936 la república española contra la dictadura de Franco–, y los «Wikiblowers», una especie de anarquistas fanáticos que impedían la reagrupación del orden establecido mediante su gran arma denominada «código panóptico» (p.87). Finalmente, los «infiltrators» son un grupo rebelde dedicado a infiltrar sus miembros en todos los partidos políticos y ayudar a los activistas del gran movimiento OC (Ossify Capitalism) a formar nuevos partidos, movimientos y sindicatos afines a la causa (p.88). La oferta es tan imaginativa como apasionantemente interesante.
¿Recoge Varoufakis la antorcha de Olof Palme?
Decía Olof Palme que “la política es querer” y la novela de Varoufakis muestra claramente el fuerte amor de su autor. La Otra Realidad es toda una proclamación de que el cambio es posible; de que TATIANA existe y que SÍ hay Alternativas al capitalismo de la catástrofe. Y lo proclama con entusiasmo y fantasía, sin autoritarismo, ni arrogancia ilustrada. Despierta el sueño de la ilusión cambiando la perspectiva, concretizando caminos y objetivos de una forma absolutamente novedosa; completamente apartado de las tesis doctorales, los ensayos sapientes y la verborrea de los académicos expertos economistas, periodistas y demás chamanes de la ilustración que anidan en los grandes medios de comunicación tipo; Financial Times, The Wall Street Journal, Reuter, Bloomberg, y muchos otros. Incluso se podría decir que con esta novela Varoufakis abre un camino muy distinto al habitual de la ortodoxia social liberal de Piketty, Krugman, Stiglitz, etc.
¡La Otra Realidad es querer! No son curvas, ni gráficas, ni fórmulas matemáticas. Es creer en lo imposible, y quererlo real. «Aceptar conjeturas increíbles puede abrir la puerta a la iluminación» (p.92), y cita el ejemplo de Descartes al inventar la raíz cuadrada de menos uno. O más sutilmente refiere el ejemplo de aquellos que creen «tener un amigo imaginario con barba en el cielo». La novela es densa, sutil y elegante. Es como girar un rascacielos con una estructura jerárquica de 110 pisos y 450 m de altura; desde el sótano.
El capítulo quinto esboza una panorámica muy nutriente sobre las distintas variedades de opresión dándole la vuelta a la perspectiva habitual. Así, «Creer que las leyes y las normas escritas crean las redes de poder es un error muy común… Lo hacen de manera orgánica, y sólo entonces se cristalizan en códigos, normas, reglas y, por último, leyes. Eliminar las que consagran las jerarquías en el código jurídico no acabará con las estructuras del poder, más o menos como la retirada de la religión organizada no ha significado el fin de la superchería» (p.94).
Aquí, en Nuestra Realidad, los códigos jurídicos son a la religión como la estructura de poder es a la superchería. Una idea sobre la que merece la pena reflexionar al hilo de lo que va desarrollando el capítulo cinco. Máxime cuando «querer» se está convirtiendo en la condición sine qua non para la izquierda del siglo XXI. Su declive parte desde la década de los años 80 del siglo XX de Nuestra Realidad, Desde entonces la izquierda europea sólo ha querido el poder sin cambios relevantes, y la decadencia de su pragmatismo adaptativo de «la tercera vía» hay que verla desde la perspectiva de no querer la existencia de una Alternativa. Es decir; de «no querer» superar, en definitiva, el marco establecido por Thatcher y los neoliberales. Sin embargo, la condición necesaria para «poder» es, sin duda alguna; «querer».
Mercados sin capitalismo
El capítulo sexto de la Otra Realidad desarrolla la conjetura de un mercado fuera de los principios del capitalismo, inclusive el mercado laboral. Señala los vínculos en las empresas y los tipos de relaciones (p.124), el dinero y la función financiera, y establece el concepto económico del «equilibrio perfecto» (p.126) al objeto de impedir la inflación.
Luego se adentra en el pago de los impuestos y un ahorro fiscal del 5%, y advierte que hay que tener «cuidado con el poder de crear dinero, porque hace a la ética lo que el agua hace a la sal» (p.130). La razón es muy fácil pues «la ética se diluye cuando se combina con la concentración de poder» (p.131).
Quizás la mayor originalidad de Varoufakis es que en la Otra Realidad se aparta constantemente de la ortodoxia económica ilustrada y de las doctrinas económicas difundidas por los grandes centros de poder, y académicos, entre los que se encuentra la mítica sociedad Mont Pelering, la London School of Economics and Political Science y la Escuela de Economía de Chicago, entre otras. Y desde el punto de vista epistemológico arremete frontalmente contra el paradigma económico de la modernidad apartándose, asimismo, del reduccionismo matemático de las ciencias sociales asentado por los grandes positivistas del siglo XX, como Popper y la gran mayoría de la epistocracia académica.
El veneno de la Democracia
La mayor, y más dañina, anomalía del capitalismo, señala Varoufakis, es su profundo déficit moral: la fuente de su total, e insostenible, desequilibrio. «El secreto de la armonía económica y política en el mundo, reside en la reducción de todos los desequilibrios a escala global» (p.139). Desequilibrios que identifica tanto en el flujo de bienes y servicios, como en el flujo monetario. Desequilibrios que, asimismo, califica como el veneno de la democracia (p.137).
De esta forma Varoufakis desciende hasta los presocráticos griegos y rescata el concepto central de La República de Platón –El Estado Armónico–, y lo actualiza al siglo XXI en la Otra Realidad para tratar de construir el boceto de lo que se podría denominar como «El Mercado Armónico». El proyecto es titánico, y por ello el exministro griego emula la hazaña de su ancestro Ulises pasando el estrecho de Mesina con la precaución estratégica de evitar tanto a Escila, el monstruo de las seis cabezas –hoy, las de los neoliberales, banqueros, oligarcas, juristas, economistas y políticos–, como a Caribdis (hoy los absorbentes académicos positivistas). En este caso el mástil parece ser el «Maximizador Algorítmico y Heurístico del Valor de la Experiencia y el Placer»: HALPEVAM. (p. 36).
El derrumbe del castillo de naipes; una realidad sin propiedad.
En la Otra Realidad, el futuro se consolida sobre el fundamento equilibrado de lo local, sobre «la riqueza de las comunidades territoriales» que justifican la existencia de una «multiplicidad de divisas locales» equilibradas con la divisa del Banco Central único por la vía de la fiscalidad (p.133).
El capítulo 6 se adentra en un intrépido diseño institucional mediante el análisis de los desequilibrios comerciales y su relación con la deuda que destruye el círculo de la economía productiva. Introduce una «Tasa de Desequilibrio Comercial» y un «Sistema de Disciplina Global» (p.140), al tiempo que dinamita el más preciado legado del Código Napoleónico; su art. 544. «En la Otra Realidad todas las escrituras de la propiedad sobre la tierra se habían transferido a las autoridades regionales» (p.141). Pero su lógica es tan simple como demoledora, pues si el derecho sagrado de la propiedad no existe sobre los cuerpos celestes, no hay razón objetiva para que subsista en el mundo sublunar.
Situando el epicentro político en lo local, la Otra Realidad modifica toda la estructura participativa, epistémica y hermenéutica, mutando incluso el ADN del sistema deliberativo del nuevo Estado guardián y defensor de la buena armonía local. A diferencia de Nuestra Realidad, la globalización se presenta en la Otra Realidad como un efecto necesariamente inductivo de cooperación territorial, y no como el efecto caprichosamente deductivo de la riqueza de las grandes corporaciones; la famosa ficción del efecto cascada de los ricos.
Su análisis es tan detallado que llega incluso a plantear, por boca de Eva, la ficción de la superioridad del sistema comunista chino sobre la base de que el capitalismo liberal destruye la autoridad que emerge de lo común al envenenar la democracia. Es decir; destruye la autoridad social (p.157). Es por ello que finaliza el capítulo postulando la moraleja de que «el verdadero renacimiento de los mercados requiere el fin del capitalismo» (p.158)
El vínculo patriarcal, la psique imperialista, la toxoplasmosis y la soberanía del bien
Los capítulos 7, 8 y 9 son un sabroso recorrido por las servidumbres, la esclavitud colectiva femenina –«hundiéndose todavía más en el orden jerárquico» (p.165)–, la relación entre sexo y poder, las anomalías del amor; «el-coge-ella-ofrece» (p.167), la psique imperialista, el miedo, el poder patriarcal absolutista (p.197) y la soberanía del bien (p. 217), entre otros temas.
El recorrido es tan incisivo como provocativo en cuanto al giro de perspectiva. Sin embargo, contiene la perla más relevante de toda la novela; su centro de gravedad. Es aquí donde Varoufakis revela el secreto jurídico y económico de la fuerza gravitacional de la Otra Realidad. Aquí precisa cual es la naturaleza del «querer» sobre un nuevo concepto de amor, que a su vez es también el germen del principio de armonía sobre el que gira toda la novela, y principio rector del nuevo concepto de «Mercado Armónico»
La semilla conceptual es potente, el «querer» es reflejarse mutuamente; «… Como dos espejos colocados uno frente a otro, los amantes generan un reflejo infinito» (p.169). Se trata de un símil armónico de empatía donde las partes se reflejan mutuamente. Parece una tontería, pero no lo es. La idea aporta la perspectiva revolucionaria que más adelante se identifica en la Otra Realidad como el principio básico del intercambio económico incondicional; el que convierte a las partes del mercado en cooperadoras en congruencia con un sentido amable de la vida, en lugar de competidoras dentro de un mundo catastrófico y distópico; «el amor, la felicidad y la libertad significan perderse en el prójimo; y no limitarse a intercambiar o negociar con él» (p.218). El éxito del neoliberalismo thatcheriano consiste en hacer que las cosas realmente importantes parezcan tonterías; pero no lo son.
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