La
idea de igualdad y su vinculación al derecho y la justicia procede de una raíz
sánscrita (díkê) que hace referencia
al concepto genérico de «línea recta» emulando la idea astronómica de la «línea del horizonte» cuando la Tierra se consideraba plana y
por tanto esta línea de horizonte dividía aparentemente el cosmos en dos
partes presuntamente equiparables, aunque armónicamente contrapuestas; la tierra y el cielo.
Es
posible que esa misma analogía fronteriza de la línea del horizonte sirviera a
Platón para formular su influyente cosmología de la separación entre el mundo
de los hechos reales y el mundo de las ideas estableciendo la equivalencia
entre realidad y percepción. Equivalencia que en el Derecho no es natural sino
que está siempre mediatizada por el criterio del juez que valora la prueba con
arreglo a su entendimiento; verdadero trono del omnímodo poder judicial.